miércoles, 19 de febrero de 2014

Gus

La primera vez que disparé a matar aún estaba en tercer curso de Primaria. Y fue allí, en el colegio, donde se produjo el terrible asesinato.
Salí contento al recreo, gran parte de culpa la tenía aquel diez que había conseguido en clase de ciencias, que tan pronto se truncaría. No me fue difícil hablar en público sobre las ranas y más teniendo a Gus como mascota. Protegí a mi querido anfibio del centenar de curiosos que se acercaban.
–¿Me dejas coger a Gus? ¿Eh, eh? ¿Me dejas?
–¿Podemos jugar con él?
–¿Salta mucho?
Recuerdo a todo el patio del colegio en manga corta, pese a estar en mitad de febrero; incluso Gus parecía querer zafarse del calor que le daban mis manos. Los juegos eran los de siempre: fútbol en mitad del terreno, comba bajo el porche, tres pilla-pillas entrelazándose con las demás actividades y una hilera de castigados a la sombra del edificio principal. Fue curioso que ya el ambiente oliera a hierro. Bajé con delicadeza los escalones, prestando toda mi atención en la verde rana. Si me hubiera percatado de que aquel balón rodaba lento hacia el último escalón, quizás nunca me habría resbalado con él; quizás Gus no se habría escapado de mis manos; quizás el treinta y siete de Pérez no habría aplastado a mi proyecto de ciencias, a mi amigo, a mi compañero de éxitos. Nadie se dio cuenta del terrible suceso, ni siquiera el asesino. Con mi oído busqué su último croac, pero Gus ya estaba en un estanque mejor. La reacción fue instintiva, cardiaca: rescaté de mis enmarañados pies aquel esférico redondo, colocándolo unos centímetros por delante de mi zurda; cogí impulso para disparar con todas mis fuerzas. Pérez creyó que alguien le llamaba, pero sólo era la muerte disfrazada de reprimenda. La sangre, que salía a chorros de la nariz del asesino, salpicaba a diestro y siniestro, pero yo estaba lejos: huyendo al arenal.

Fotografía de Vigía

8 comentarios:

  1. Bravo, Vigía! Ya te echaba de menos por aquí...

    Todos hemos tenido un Pérez en el patio de recreo ;)

    Un besito *

    (No tardes tanto en publicarrrrr)

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    1. ¡Gracias, Verzul!
      Intentaré publicar más a menudo.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Rabia infantil; dicho de otro modo venganza.
    El destino te lleva a vivir experiencias insólitas, éste no entiende de edades.
    Enhorabuena!

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    1. ¡Muchas gracias!
      Hoy en día creo que los niños pecan de adultos.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Respuestas
    1. ¡Gracias, Li!
      No creo que deje de hacerlo...
      Un fuerte abrazo.

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