La vida de un vigía, abstraido de su mástil de navío, es compleja, y más si te encuentras desterrado en la última isla de océano. Por ello decidí extraer recuerdos para poder narrarlos aquí, con el único fin de que nunca se olviden... Hogar de dúctiles palabras, amaestradas por la retórica de mis anteojos.
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