miércoles, 29 de mayo de 2013

De vías muertas, brotó vida

Pese a que el vapor de la máquina hacía tiempo que no recorría los carriles de metal, el tránsito de su espíritu difuminado constaba en el silbar del aire. Se había perdido, al plasmar la oreja en las vías, la escucha de la proximidad del tren en la vejez de un tiempo pasado. Aquella ruta ferroviaria murió en su primer uso; pero consiguió vida en una segunda oportunidad inventada.
El testigo fue recogido por la siempre sabia naturaleza, que tiñó de existencia la, ahora denominada, senda roja.

Cuentan que, por respeto, el aire ya no silba el viajar del tren.

Fotografía del Vigía Anteojos

12 comentarios:

  1. Precioso relato...

    Me ha emocionado.

    Un abrazo

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    1. El fluir de las amapolas, siempre bonito.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Quien fuera amapola... bella y roja...

    Y silenciosa.

    Me ha llegado al alma.

    * Mirada verzul

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    1. Las amapolas hablan mucho, pero sólo a quien esté dispuesto a escucharlas. Tiene una voz muy bella...

      Un fuerte abrazo, me alegra que te llegara al alma.

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  3. El aire ya no silba... Emoción, mucha, de erizar...

    Enhorabuena!

    Lolailo.

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    1. Las amapolas son capaces de eso, de erizar sentimientos...

      ¡Muchas gracias!

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  4. Me ha parecido muy bonito este relato. ¿Quien sabe lo que esconden el aire y el tren? ¿Las amapolas lo habrán presenciado?

    Abrazos con cianuro.

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    1. Preciado es el mensaje de la naturaleza en la mano del hombre; apuesto a que las amapolas lo han presenciado.

      ¡Muchas gracias por comentar! Un abrazo de Vigía

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  5. Bellas palabras para un bello blog del que me siento tan orgullosa...
    R

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    1. Bonitas palabras las suyas: orgullosa y bello.
      De esas que hacen soñar...

      Un fuerte abrazo y gracias.

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  6. Me encanta imaginarme amapola ... Bellísimo !

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