Pulpo

Bestia oceánica que –en esta definición no caerá designada como animal de compañía–, desde tiempos inmemoriales, hizo sucumbir al hombre en timbas de vida y muerte propuestas en aguas de enfurecidos dioses. Ellos, los gallegos, fueron los únicos seres que, en mitad del mar, lucharon con la maña de la pulpera para conseguir que semejante manjar llegara a nuestras mesas. Junto con el jamón, es el arma mortal de la asfixia en ansiosos glotones.

Fuente de inspiración para el creador de las ventosas que ensucian nuestros parabrisas con estúpidos Elvis, GPS o cachivaches encontrados en cualquier todo a un euro.

Artilugio de metal, derrochador de dinero; venerado por los extraterrestres de Toy Story y maldecido por padres que, con un “buen control” del joystick, querían hacer callar a sus pedigüeños hijos. En los vertederos es manejado por el encargado –aquel afortunado que dejaba vacías las máquinas de peluches– de clasificar la basura, ya que hay guarros que no reciclan.

Generalmente, hombre con las manos excesivamente largas, aunque de cerebro cortito.

Fotografía del Vigía